Ahora, que ya subimos.
Ahora, que queremos volver.
Queremos compartir con vosotros la ascensión.
Y empezaremos por compartir las imágenes
Las imágenes, sí, por que lo vivido allí quedó.
El paisaje, que cambia cada estación, nos estará esperando en primavera.
Y en verano, en otoño, y otra vez en invierno.
Las cabras adolescentes que nos salieron al paso serán un poco más experimentadas.
La morrena apenas habrá envejecido, su reloj geológico no entiende de periodos tan minúsculos.
Y el cielo nos deparará un clima imprevisible, ahí radica su encanto.
La laguna tendrá otra agua, otra temperatura (aparejen trajes de baño).
Tal vez aquel águila siga controlando las cumbres.
Mezclaremos tortillas, vino, ampollas, fotografías, croquetas, traspiés, …
La caminata hasta el circo, seguro, se hará corta.
Y, transcurrido el tiempo, nos juntaremos a ver las diapositivas de ese día mientras en la olla cuecen judías del Barco, y entonces te gustará saber que estuviste allí.