La montaña palentina (I). Espigüete, 2450 m

La montaña es un magnífico testigo de cómo el tiempo, lejos de erosionarla, fortalece nuestra amistad:

Los Alpes. Verano 2002.

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Palencia, Espigüete. Febrero 2009.

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Hemos establecido el campamento base en Camporredondo. Junto al pantano encontramos el pueblo de Cardaño de Abajo. Desde ahí acometeremos la cara sur de esta preciosa mole de caliza.

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Para ascender por esta pala de nieve sólo hacen falta piernas, crampones… y no mirar demasiado hacia abajo. ¿No pretenderás subir por la línea de máxima pendiente, verdad?

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Está bien, haremos un recorrido en zig zag, así podremos disfrutar de panorámicas hacie el oeste, con los montes de León…

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y también la vertiente oriental, provincia de Palencia. ¡Mira, allí se ve el aparcamiento, junto al embalse, y el coche, y una lata de refresco, y una hormiga recorriéndola!

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Con algunos problemas más de los previstos, (pequeña pájara del fotógrafo), llegamos al collado y vemos por fin la cara norte.

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Desde aquí la arista, aérea y segura, nos conduce a la cima.

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Momentos para disfrutar: de la compañía, del paisaje, del vino, de los presentes y de los ausentes, de un buen tabaco aromático, de los amigos.

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Enfrente podemos ver los Picos de Europa.

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También es la ocasión de acordarnos de Loreto y Fran, ellos nos descubrieron este rincón de Castilla.

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Nos vamos, aún hay que cumplir con la sufrida tarea de sentarnos frente al televisor, cerveza en mano, a contar nuestras batallitas mientras miramos el baloncesto.

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Orgulloso se siente uno de instantáneas como la que despide este artículo.

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7 comentarios en “La montaña palentina (I). Espigüete, 2450 m

  1. CAMBO

    Muy bonita la montaña palentina. La conocí el verano pasado camino de Picos de Europa. No os puedo disimular mi envidia. Hacia tiempo que no veía a estos tres corniseros juntos en una foto de montaña.
    Premio a la equipación mejor conjuntada a la de Jaime. UN ABRAZO!

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  2. Jaime

    Queridos todos:
    Ha sido indescriptible la vuelta a la montaña. No voy a decir que la compañía era inmejorable, porque consultando fotos recientes de actividades del comando hubiera elegido otros elementos. Pero casi era perfecta. Los recuerdos, muchos; las limitaciones, tantas o más; las sensaciones, ¡qué os voy a contar que no sepáis! El regreso ha merecido la pena. Prometo no tardar tanto en regresar.
    Por cierto, amigo Doménico Camborio, no dirías lo mismo sobre mi equipación si te hubieras fijado en la tremenda sudadera que llevaba: XXV aniversario de la universidad de Extremadura. Vamos, lo más parecido a un «chico O’neal».
    Seguís siendo imprescindibles. No os mováis de ahí.
    Abrazos de un cornisero regresado.

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  3. Indio

    Luis, ¿tienes libre el 2º fin de semana de mayo para unas comuniones? Con esas fotos te quitas del medio al Castillo en dos asaltos.
    No conocía nada de Palencia, pero realmente estoy muy impresionado. Bicis, montaña, naturaleza, no se como no hemos salido todavía en Tele Roper……..

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  4. monty

    Querido Jaime.
    Todos debemos recordar que eres uno de los corniseros FUNDADORES!!!!
    Mis respetos a tu espectacular vuelta, sólo comparable a cuando estripabas latas de bebidas en el refugio con ese martillo de Goliath en la noche de nuestra fundación.
    «Esos helechos se trabajan bien». Jaime Torralba, año 2002. Pinajarro. Antes de perder sus gafas…y no volver a por ellas!!!!

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  5. Leonardo

    Reencuentro muy agradable, noticia en Palencia todavía más importante…
    Gracias Fran y Loreto » Si un amigo tienes en quien bien confias, ve a verle a menudo, siempre merece la pena…»
    La montaña fantástica, el silencio envidiable, los primeros platos de la cena levantan a un muerto, la cebada como siempre…
    Corniseros, volveremos y compartiremos estos lujos.
    Un abrazo. Leonardo

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  6. Antonio

    Luís, a pesar de tu insistencia para que os acompañara, no pudo ser. Y ahora estoy lleno de envidia sana, sobre todo por el moreno montañero. Yo subiendo y bajando olivos y vosotros acariciando el cielo. Pero lo bueno es que estuvísteis esos días conmigo entre los olivos, y lo mejor es que yo estuve con vosotros en uno de los tejados más bonitos de este mundo.

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