Dom

Foto: John Allen

En los Alpes Peninos, con sus cuatro mil quinientos cuarenta y cinco metros, el Dom es el pico más alto que se halla completamente en suelo suizo.

Desde la población de Randa se puede acceder en unas cinco horas al Refugio Dom, una aproximación especialmente empinada. A medida que se va ganando altura cambian las perspectivas de las montañas y glaciares de la zona, especialmente el glaciar Bisgletscher -custodiado por los picos Weisshorn y Bishorn- literalmente volcado sobre Randa.

Cuando nos elevamos lo suficiente asoma por el suroeste la inconfundible silueta del Matterhorn (Cervino).

Una alegría casi mayor produce la visión del refugio.

Algún montañero snob ha subido en su mochila libros, cuadernos, pipa, vino, un par de camisas…

Las luces del dormitorio se encienden a las dos y media y al poco el comedor se llena de somnolientos personajes que desayunan casi a tientas.

El personal se organiza en cordadas (casi todos) y comienza la procesión de las ánimas a remontar el glaciar Festi. Los ritmos de avance son distintos, también lo son las lenguas maternas de los caminantes. No es raro que los adelantamientos se alternen. Todo ello a la misteriosa luz de las linternas frontales.

La del alba sería… El reloj marca las cinco y veinte cuando se llega a la estratégica brecha del Festijoch. Momento para apagar linternas, quitarse los crampones y, ¿por qué no? maldecir entre dientes lo empinado de la trepa.

La pequeña escalada tiene un recompensa inmediata: alborea sobre el Cervino.

La brecha Festijoch comunica el camino con el galciar Hohberg. Merece la pena girarse de vez en cuando y apretar el disparador.

El porcentaje de montañeros que continúa ascendiendo respecto del grupo que inició la marcha va disminuyendo. La niebla en las últimas rampas acrecienta la sensación de soledad.

Y por fin la cumbre.

Así lo intuyeron en la distancia Gonzalo y Rebeca:

Aquí, para ver el Cervino hay que mirar hacia abajo. Más tarde en casa, con ayuda de fotos, libros y mapas sabremos distinguir el macizo del Monte Rosa y nombrar y reconocer el resto de picos y glaciares; ahora nos quedamos con las palabras de Mummery:

«Largas horas de esfuerzo forzando al máximo la musculatura, y la desenfrenada emoción de una victoria medio lograda, pero aún incierta, se transforman en un instante en una sensación de alivio y seguridad tan perfecta que sólo el escalador que se ha tumbado en algún rincón calentado por el sol y protegido del viento es capaz de darse cuenta del completo olvido que sosiega cualquier sospecha de dolor o preocupación, y aprende que, por muy esquiva que sea la felicidad, a veces se la puede sorprender tomando el sol en irreales riscos de granito.

Dedicar la mente en tales momentos a tratar de reconocer picos distantes o a enmendar sus conocimientos topográficos, o a empeños científicos de la suerte que sean, parece un sacrilegio de la clase más ruin.

Para mi, el verdadero culto es tumbarse con los ojos medio cerrados al sol y dejar que el paisaje

-como una dulce y seductora melodía, tan dulce que no sabemos que la estamos escuchando-,

nos envuelva con suave deleite hasta que, indiferentes al bullicioso mundo, casi hayamos llorado…»

Si las condiciones atmosféricas lo permiten, la bajada puede estar plagada de reconfortantes paradas.

Más atención requiere el descenso de la brecha, donde cada cual bajará en estilo libre, a veces muy alejado de las elegantes maneras de los escaladores profesionales. En fin.

De vuelta en el refugio.

Wish you were here

El regreso a Randa no permite excesos de relajación.

Para el tramo final existe la opción de dar un pequeño rodeo y así cruzar el impresionante (y turístico) puente suspendido sobre el arroyo Dorlbach, que recoge las aguas del deshielo del glaciar Festi.

Sin abandonar Suiza, termina esta entrada con imágenes del desplazamiento a los Alpes Berneses.

9 comentarios en “Dom

  1. Perule

    Es reconfortable y envidiable, leer esta entrada contemplando el Mediterráneo, rodeado de gente, pero solo como la una… una sensación extraña en el único momento de paz que he podido encontrar!
    Qué grande eres, Luis! Qué grande el mundo y sus gentes! Qué grandes las palabras y las imágenes que nos regalas y compartes…
    Muchas gracias Luis!!
    Y muchos besos de la familia pedigrí Fernández López… jejeje

    Me gusta

  2. Paco Moreno

    Qué maravilloso lugar, qué emoción, ya tienes el «Dom» en tu palmarés, con el valor añadido de haberlo hecho solo. Sé, que en esta ocasión conociste la natural simpatía germana. Pero siempre se puede repetir acompañado de caracteres más latinos, menos pendientes del reloj y más del vino. Felicidades, un fuerte abrazo.

    Me gusta

  3. Antonio Cabeza

    ¡Qué taza más floreada! ¿Potencia los aromas del vino? ¿Al menos subjetivamente? ¡Vaya pasada! Muchas gracias por compartirlo. Al verte me viene a la mente unas palabras de Hope Jahren (botánica): «Solo desde lo más alto se ve claro el camino a seguir». Así que, a partir de ahora, eres mi Gurú.

    Me gusta

Replica a Antonio Cabeza Cancelar la respuesta