El pasado fin de semana quisimos recorrer la Cuerda de los Asperones, conectando el Puerto de Tornavacas con la Cumbre de Talamanca. En la travesía tuvimos ocasión de compartir «vinos y otras municiones de paz«, y también volvimos a encontrarnos, y a reconocerlos, con nuestros límites.
Sigue la consabida galería de imágenes que reflejan los momentos vividos, trufada con algunos subrayados del Walden, escrito por H. D. Thoreau en 1854. Termina la entrada de este blog con un vídeo de la jornada.
«Durante muchos años fui inspector -nombrado por mí mismo- de tormentas de nieve y lluvia, y cumplí fielmente con mi deber; al igual que agrimensor, si no de caminos reales, sí de senderos en el bosque y de terrenos abiertos,…»
«Quizá sería bueno que pasáramos más días y más noches sin ninguna barrera que nos aísle de los cuerpos celestes, y que el poeta no hablara tanto protegido por un techo, o que el santo no viviera ahí dentro tanto tiempo. Las aves no cantan en las cuevas, ni las palomas alimentan su inocencia en el interior de los palomares».
«Quería vivir intensamente y extraer el meollo de la vida, vivir de manera tan dura y espartana como para apartar todo lo que no fuera la vida, surcar una divisoria y llevar la vida hasta un rincón y reducirla a sus elementos básicos y, si resultaba mezquina, obtener entonces su genuina mezquindad y hacerla pública al mundo; y si fuera sublime, saberlo por experiencia y poder dar cuenta de ello…»
«Si uno presta oído a las tenues pero constantes sugerencias de su genio, en todo verdaderas, no ve realmente hasta qué límite podrían conducirle, incluso a la locura, y sin embargo, a medida que se haga más resuelto y fiel, ése será su camino. La más leve objeción asumida por un hombre sano se impondrá a la larga a los usos y costumbres de la humanidad. Nadie ha descarrilado por seguir a su genio […] La verdadera cosecha de mi vida cotidiana es algo tan intangible e indescriptible como los matices de la mañana o de la tarde. Una pizca de polvo estelar, un fragmento del arco iris atrapados al vuelo».
«El más elevado de mis pensamientos no deja de parecerse a un águila que de repente entra en el campo de visión, sugiere algo inmenso y emocionante al que la contempla, pero nunca se acerca realmente, vuela en círculo a lo lejos, haciéndose al rato su figura más tenue, hasta perderse finalmente tras un acantilado o una nube».
Comando Cornisa 
Thoreau, otro iluso enganchado a la Belleza y a la Poesía.
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One way street de viajes de ida y vuelta.
The stars and the moon
Aren’t where they’re supposed to be …
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¿Qué hay mejor que vivir siempre con pasión…?
He disfrutado de nuevo con amigos que tienen inquietudes similares, que valoran las virtudes y aceptan las debilidades. !Qué importante es conocerse!
Y cómo no, qué lujo amar y respetar la naturaleza, que no para de enseñarte, hacerte vivir momentos irrepetibles, sorprendiéndonos siempre…
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Antonio!!!!, qué copla mas chula acompaña a esos tres individuos.
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Me alegra saber que el espíritu del Comando Cornisa sigue tan vivo como el primer día. Un abrazo para estos tres grandes amigos.
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Desde niño me acuclillo bajo la lluvia y junto las manos para intentar atraparla. Es inútil, se escurre entre los dedos. Por eso subo a las cumbres, donde los ríos nacen, a aprender de ellos cómo capturar la lluvia.
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